miércoles, 31 de julio de 2013

El Teatro Albéniz a un paso de ser declarado Bien de Interés Cultural

Denise Osicka entrevista a Beltrán Gambier sobre el Teatro Albéniz.
 
 
 
El Teatro Albéniz a un paso de ser declarado Bien de Interés Cultural
 
 
OSICKA
La revista de divulgación 

 
 
El Teatro Albéniz, principalmente teatro de zarzuela y comedia desde sus inicios, fue emblema cultural de la ciudad de Madrid desde los años cuarenta. Después de su cierre en 2006 se inició una larga lucha de movilizaciones continuas para evitar su demolición.
Beltrán Gambier, abogado de la Plataforma para la defensa del Teatro Albéniz y tras siete años de  litigio en los tribunales, tramitando primero un expediente administrativo y luego un consiguiente juicio contencioso-administrativo ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, consiguió una sentencia favorable para que se declare Bien de Interés Cultural. Jurista, activista cívico, promotor cultural, ya había ganado una lucha similar con el legendario Teatro Odeón de Buenos Aires, su primera ciudad de adopción. Por su defensa del interés público en sus columnas de opinión en el diario La Nación, recibió el Premio “Abogacía Argentina” otorgado por la Federación Argentina de Colegios de Abogados y la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas. Está a punto de publicar una novela en la que nos habla sobre la violencia política y la corrupción.
 
 
 
Beltrán Gambier./ BERTA DELGADO.

- El Teatro Albéniz está a un paso de ser declarado Bien de Interés Cultural, ¿cómo lo han conseguido?

Fue una larga lucha de más de siete años. En el inicio tomé contacto con Eva Aladro, más tarde con su hermano David y Berta Delgado y muchos otros más.
Nos unió el fervor por proteger un teatro, el Albéniz, una de las labores más bellas que puede haber dentro de la cultura.
La cosa no fue fácil y tuvimos que hacer un gran esfuerzo en el que nos sentimos acompañados siempre por personalidades del mundo del teatro y de la cultura en general.
Las manifestaciones que protagonizamos no fueron suficientes y hubo que tramitar un largo expediente administrativo y luego ir a un juicio contencioso-administrativo ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid. Lo ganamos y eso es lo que generó la iniciación del trámite, que actualmente va muy bien, para declarar al teatro Albéniz Bien de Interés Cultural.

- En el año 2006 se produjo el cierre definitivo del Teatro Albéniz, ¿qué importancia cultural tiene el teatro?


El teatro Albéniz se convirtió en el teatro oficial de la Comunidad de Madrid y por eso, durante 20 años, bajo la dirección de Teresa Vico (madre de Eva y de David) tuvo una programación de lujo y se convirtió en un emblema cultural de la ciudad.


- La Plataforma de Ayuda al Teatro Albéniz le ha escogido o usted escogió el caso en concreto?

Yo fui cofundador de la Plataforma de Ayuda al teatro Albéniz. Y actué siempre en mi doble condición de ciudadano que desea que se preserven los bienes culturales, y de abogado especialista en temas de preservación del patrimonio cultural.
Por eso, para responder a su pregunta diría que fue un cruce de caminos, fulminante y definitivo.

- ¿Confió usted en la causa desde el principio?

Yo no pensaba que íbamos a tener que llegar a juicio. Me parecía que con el recurso de alzada que interpusimos contra el acto que denegaba la apertura del expediente de protección era suficiente. Pero la Comunidad de Madrid, en especial, Santiago Fisas que era el Consejero de Cultura, nos lo puso muy difícil. A veces, los peores enemigos de la preservación son los funcionarios. Y eso que Esperanza Aguirre había manifestado, en campaña electoral, su deseo de preservar el Albéniz….palabras de político.

- ¿Qué perspectiva tiene el Teatro Albéniz para los próximos años?

Creo que el teatro va a ser finalmente protegido dado que, nos acabamos de enterar, ya hay dos valiosos informes favorables, uno de la Real Academia de la Historia y otro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Pero su protección no trae aparejada la apertura. El teatro pertenece a una empresa que está en quiebra y terminará siendo subastado. Quien lo compre, naturalmente con la finalidad de abrirlo, tendrá la obligación de respetar la protección que el teatro tenga en su carácter de Bien de Interés Cultural.

- ¿Qué le hizo decantarse por los casos de bienes culturales en peligro? ¿En realidad qué significado tiene la categoría Bien de Interés Cultural?

En mi caso lo que me hizo decantar es que fui, en Buenos Aires, protagonista de una lucha similar vinculada con el legendario Teatro Odeón. También allí gané un juicio cuya sentencia, por ser singular y trascendente, se estudia en las universidades. Hay diferencias entre uno y otro caso desde el punto de vista jurídico, pero a los efectos de mi vocación por la preservación de los espacios teatrales emblemáticos, son asimilables.

- Con más de 30 años de experiencia profesional en abogacía, ¿cuál ha sido el caso que más satisfacción profesional le ha proporcionado?

Prefiero hablar públicamente de los casos que, como el Albéniz, defiendo de manera pro bono, es decir, sin percibir honorarios. En este sentido, el caso del teatro Odeón de Buenos Aires y el del teatro Albéniz de Madrid son los que más satisfacciones me han dado.

- La vida no es solo trabajo, ¿en qué encuentra su felicidad y qué significado tiene para usted la calidad de vida?

En mi caso trabajo en lo que me gusta, de modo que no me produce ninguna sensación desagradable trabajar, por el contrario, me hace feliz hacerlo.
Para mi, calidad de vida es hacer lo que a uno le gusta.
Trabajo en tres áreas: lo cívico, lo cultural y lo jurídico. En los últimos años me ha dado placer, además, escribir una novela, que está en la fase final de corrección. En ella trato temas vinculados con la violencia política y la corrupción.

- ¿Cuál es el sentido de la vida?

Hacer aquello para lo que vinimos a este mundo. Cada uno tiene que descubrir su misión y eso puede llevar una vida.

- ¿A dónde volvería otra vez? ¿Existe para usted un lugar inolvidable?

Me gusta volver a mi ciudad natal, que es La Plata (Provincia de Buenos Aires, Argentina) y recorrer los espacios y escenarios en los que tuvo lugar mi infancia y adolescencia. Cuando lo hago y me encuentro con los que “no se fueron” me da la sensación de que para ellos el tiempo no ha pasado.


Beltrán Gambier & Denise Osicka en el Café del Espejo./ BERTA DELGADO

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