La Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento tienen en sus manos una oportunidad histórica en la vida cultural de la región, veremos si la aprovechan.
A estar por lo que han hecho hasta ahora en relación a la preservación del teatro Albéniz, diría que no lo harán.
El teatro puede ser expropiado pero el instituto expropiatorio ha quedado desprestigiado después del caso Rumasa. A los políticos no les gusta pronunciar la palabra expropiación frente a los medios.
Tanto el Ayuntamiento como la Comunidad han declarado que una sentencia impide la expropiación. Este argumento ya no corre. Gracias a un dictamen de una Catedrática de Derecho Administrativo (Blanca Lozano Cutanda), los poderes públicos no pueden esgrimir como excusa la sentencia.
Han quedado sin excusas y están en tiempo electoral.
Lo mejor que podría ocurrir es que Esperanza Aguirre compre el teatro Albéniz como prometió en su programa político.
Está a tiempo.
Pero no seamos ingenuos. Si no lo hizo hasta ahora es múy difícil que lo haga.
Beltrán Gambie
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